¿Funciona el trading? Parece que sí.

Hoy me apetece abordar un tema un tanto espinoso, que he visto tratado en muchos blogs y foros de inversores particulares y es si se puede sacar dinero mediante la especulación basada en señales ajenas a los fundamentales. En otras palabras, ¿funciona el trading? Mientras unos prometen retornos espectaculares, otros reniegan de ello. ¿Qué ocurre en realidad? Pues parece que, aunque con muchas más limitaciones de lo que los gurús prometen, funciona.

Vaya por delante que, hasta hace no mucho, mi opinión sobre el trading era la misma que habréis leído hasta la saciedad: que no funciona y que, si funciona, dónde están los traders que se han hecho ricos con fondos e inversiones de este tipo, en vez de vendiendo cursillos. El caso es que en los últimos meses me he ido encontrando con evidencias de que estaba equivocado… y de que había unos cuantos ricos a partir de la especulación desvinculada de los fundamentales, aunque es verdad que no hay un personaje tan carismático como Warren Buffett defendiendo este estilo de inversión… y sí atacándolo. Tal vez eso explica por qué entre la comunidad inversora es algo tan denostado

¿A qué estoy llamando trading?

Para empezar, estaría bien dejar claro a qué me estoy refiriendo con esta palabra. En este caso, estoy refiriéndome a cualquier tipo de especulación no anclada en los fundamentales, sino en el comportamiento del precio o en otras señales, bien sea day trading, HFT, o simplemente seguimiento de tendencias a medio o largo plazo. No lo llamo simplemente especulación porque soy de los que piensan que en la inversión por fundamentales también hay un componente especulativo muy alto, pero de eso hablamos otro día.

El caso está en que no hago diferenciación temporal, sino que, simplemente, se trata de métodos desconectados de los fundamentales. En ese sentido, tan desconectado de los fundamentales está el comprar o vender por cómo está el precio respecto a la media de 200 sesiones (un indicador de tendencia muy usado), como usar velas japonesas en minutos, como comprar o vender por el tiempo que hace en París. Lo único que tienen que tener en común es su desconexión con los fundamentales.

Y el caso es que algunos métodos funcionan, o al menos lo han hecho en el pasado.

El seguimiento de tendencias: los Turtle Traders y el factor momentum. 

En el fondo de la mayoría de los métodos de trading está el seguimiento de las tendencias del mercado. Esto es una posición completamente contraria a la que toma el value investing, que supone aprovechar movimientos erróneos del mercado para tomar posiciones en activos infravalorados. Tal vez por eso, porque es necesaria una aproximación completamente distinta, es habitual encontrarse con que los seguidores de cada una de las dos escuelas reniegan de la otra (con tremenda vehemencia). Pero al igual que los inversores value tenemos ejemplos como Buffett en la época pre-Berkshire (no creo que descubra nada nuevo a nadie si digo que Buffett lleva décadas sin hacer value clásico, no que le vaya mal ni nada después de su giro hacia la calidad) o Klarman, los traders tienen también grandes ejemplos de cómo tener éxito siguiendo tendencias.

Uno de los casos más conocidos es el de Richard Dennis y los Turtle Traders. Richard Dennis fue un especulador en los mercados de productos básicos (metales, petróleo, productos agrícolas…) al que le fue de forma excelente durante bastantes años. Pero lo interesante de Dennis no está tanto en sus propias ganancias como en la sistematización del seguimiento de tendencias y en enseñarlo a una serie de «aprendices», varios de los cuales llegaron a tener gran éxito por su propia cuenta (si bien modificando las reglas originales, que una vez fueron relativamente públicar empezaron a perder eficacia).

Esto en lo relativo al trading habitual. Sin embargo, si nos vamos al seguimiento de tendencias a largo plazo, nos encontramos también con cierto éxito. Aunque en este caso no se trata tanto de una historia de éxito particular, como de un factor que sirve de guía. Y el caso es que cuando se analiza qué factores son capaces de predecir mejor las acciones que van a comportarse mejor en el futuro, hay varios grupos de acciones que tienden a comportarse mejor. Uno de ellos es el grupo de acciones baratas, que es lo que ha dado en llamarse el factor value, que consiste en comprar grupos de compañías con bajo PER (o bajo EV/EBITDA o EV/VC, hay varias medidas, o incluso hacer una medida compuesta).

Otro de esos grupos se predicen usando los indicadores de momento del precio. ¿Qué quiere decir eso? Comprar las acciones que han estado subiendo y vender las que han estado bajando, básicamente. Es algo que, personalmente, me suena tremendamente contraintuitivo. Y, sin embargo, funciona, como explican perfectamente en este artículo de AQR Capital Management. No sólo eso, sino que el factor momento suele funcionar en momentos opuestos que el factor value, lo que hace que si llevamos un portfolio con ambos, tendremos un rendimiento similar al obtenido con uno solo de ellos, pero con una menor volatilidad.

Renaissance Technologies y James Harris Simons

Algunos, aún llegando aquí, dirán que sí, que vale, que el trading a lo mejor funciona, pero no tan bien como el value, y que ahí está Warren Buffett para demostrarlo. Bueno, pues resulta que el Oráculo de Omaha tiene competencia también en el mundo del trading: el fundador de Renaissance Technologies James Harris Simons. Aunque su patrimonio aún está muy lejos del de Warren Buffett, Simons empezó a amasar su fortuna cuando decidió cambiar de carrera desde las matemáticas a las finanzas, en 1982, y en sólo 35 años ha amasado unos 18.000 M $, frente a los casi 79.000 M $ de Buffet, que inició su carrera inversora en 1956. El año pasado Simons aumentó su patrimonio un 16% (a pesar de sus frecuentes donaciones a obras benéficas, algo en lo que se parece a Buffett)… y el mayor fondo de su firma hizo un 21% después de comisiones, un ritmo bastante normalito para ellos.

La historia de Simons es bastante curiosa: Originalmente era un matemático, y llegado un momento decidió dedicarse a buscar patrones que explicaran el comportamiento de las acciones a corto plazo… y se ha hecho tremendamente rico con ello. Aquí tenéis la historia con más detalle.

¿Por qué funciona el seguimiento de tendencias la mayoría de las veces?

Después de todo esto, algunos estaréis pensando por qué funcionan estas cosas. Qué sentido tiene que seguir las supuestas irracionalidades de los mercados de resultados positivos. Bueno, pues el caso es que, en primer lugar, a veces es posible explotar estas irracionalidades en el corto plazo (por ejemplo, lo del tiempo en París del principio es un hecho real explotado por Renaissance Technologies) si sabes por qué tienen lugar.

La segunda explicación es un poco más prosáica. Supongamos un mercado eficiente pero no del todo. En ese caso, la información que marca si el precio de un activo debe ser mayor o menor no llegará a todos a la vez, sino que se difundirá poco a poco, afectando al precio poco a poco a su vez. Eso es, en principio, lo que va conformando las tendencias de los precios. Se supone que, sabiendo seguirlas, podemos obtener buenos retornos de las acciones que irán bien y librarnos de las peores. Si os digo la verdad, me sigue sonando a cuento chino. El problema es que funciona.

¿Es el trading adecuado para inversores particulares? 

Y después de todo esto, diréis… ¿por qué puñetas se habla en este blog de análisis fundamental? Bueno, pues la respuesta es que el que escribe está totalmente incapacitado para el seguimiento de tendencia. Simplemente no coincide con mi forma de ver el mundo, aunque entiendo que funciona y puede que utilice, en el futuro, algún fondo de momento como complemento a mi cartera.

En primer lugar, me da miedo porque es un juego de suma cero y hay grandes jugadores a la mesa. Normalmente, las operaciones de trading se hacen a corto plazo, y en el corto plazo el mercado es un juego de suma cero: unos compran y otros venden. En el largo plazo eso cambia, puesto que hay flujos de dinero dentro y fuera del mercado, y las compañías generan beneficios. Pero en el corto plazo es un juego de suma cero. Y tu rival es James Simons. Sinceramente, no me veo con confianza como para hacer eso.

Además, igual que para hacer value clásico hay que ser treméndamente cabezón (no vas a ganar mucho comprando algo que todo el mundo sabe que va bien), para seguir tendencias de forma correcta hay que tener unas normas claras y saber seguirlas. Y personalmente, no creo que pudiera hacerlo sin tener una valoración fundamental de referencia. Simplemente es algo que me choca demasiado para poder hacerlo. Por eso, por mi parte, yo me sigo quedando con la inversión por fundamentales.

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